Senda de El Campillo
En solo 6 km de recorrido circular la Senda de El Campillo, en Rivas Vaciamadrid, muestra una amplia riqueza vegetal y animal.
Situación: en el sureste de Madrid.
Distancia: a 20 km (20 min. de Madrid capital).
Cómo llegar: por la A-3 hasta la salida 19 y seguir durante 1,5 minutos.
Rivas Vaciamadrid es de sobra conocida por ser una ciudad dormitorio de Madrid que ha crecido en los últimos años hasta convertirse en un núcleo residencial. Sin embargo, en su término municipal también se puede desconectar de la ciudad y abrazar la naturaleza gracias a la senda de El Campillo. Esta ruta de escasa dificultad se encuentra ubicada en el Parque Natural del Sureste y en ella podemos apreciar las principales características naturales de la zona. Con forma circular, el camino de unos 6 km rodea uno de los atractivos del paisaje, la laguna de El Campillo. Este es uno de los humedales más importantes del centenar con los que cuenta el parque. La gran charca se originó a mediados del siglo XX debido al afloramiento de una lámina de agua tras unas excavaciones. La fotografía de la ruta nos la ofrecen la laguna y, como telón de fondo, los cortados rocosos, fruto de la sedimentación de las sales de las lagunas que hace 20 millones de años ocupaban la zona. Más adelante encontramos un paisaje de bosque de ribera, a orillas del río Jarama, que ofrece gran diversidad de especies vegetales, como el álamo o el sauce. La zona también cuenta con una amplia riqueza animal, destacando las aves residentes, como el ánade común, o estacionales. Además la ruta también ofrece un Centro de Educación Ambiental desde donde se organizan visitas guiadas a través de la senda.
Una arquitectura singular
Resulta interesante pasear por la ciudad para contemplar algunos de sus modernos edificios. Uno de ellos es La Casa + Grande, centro cultural ubicado en la calle Suiza que destaca por su llamativo colorido. Otro ejemplo de vanguardismo arquitectónico es la iglesia de Santa Mónica, en la calle Libertad, cuya complicada fisionomía marcada por el acero oxidado y su irregular volumetría la hace parecer cualquier cosa menos un templo.