Crítica:
Meirelles observa la infidelidad con lupa en una ficción de vidas cruzadas en la que ni funciona el todo ni las partes que lo integran
- Autor:
Roberto Piorno
- Fecha:
Lo mejor:
La credibilidad que transmiten los grandes actores que componen el elenco
Lo peor:
La escasa cohesión del conjunto
Valoración GDO
Valoración usuarios
- Género: Drama
- Fecha de estreno: 31/05/2013
- Director:
Fernando Meirelles
- Actores:
Anthony Hopkins (John), Rachel Weisz (Rose), Jude Law (Michael Daly), Ben Foster (Tyler), Lucia Siposová (Mirka), Gabriela Marcinkova (Anna), Johannes Krisch (Rocco), Danica Jurcová (Alina), Dinara Drukarova (Valentina), Vladimir Vdovichenkov (Sergei)
- Nacionalidad y año de producción:
Reino Unido,
2011
- Calificación: No recomendada menores de 16 años
Cada vez más académico, y más absorbido por las necesidades y requerimientos de la gran industria, Fernando Meirelles se diluye poniendo imágenes a una icónica novela de Arthur Schnitzler, apuntándose al carro de las vidas cruzadas, de las historias confluentes, y de las desdichas con efecto mariposa. El quid de la cuestión es una telaraña de infidelidades que se alimentan mutuamente sin saberlo en torno a un hilo conductor de lo más peregrino. Meirelles juega a demiurgo chungo, complicándoles la vida sentimental y sexual a todos sus personajes recurriendo a artificios de toda índole. Así, las trampas del destino son, las más de las veces, un mero capricho.
Hay un plantel de excelentes actores al servicio de esta nebulosa de pasiones contemporáneas. A 360: Juego de destinos le pasa lo que a casi todas las propuestas del mismo pelaje; los personajes son unidimensionales y todas las microhistorias que componen el collage están a medio hacer. Para más inri fallan los puntos de encuentro; Meirelles no se conforma con un esquema de vidas cruzadas al uso, sus personajes son sometidos a juicio moral y emergente, a través de las diferentes miniaturas, cantidad de temas profundos sobre el hombre contemporáneo, y su manera de lidiar con sus propias dependencias afectivas.
Son ideas lanzadas al aire, que no aciertan a complementar el relato ni a casar entre ellas para formar un todo con personalidad propia. Todo es demasiado vago, las diferentes historias desfilan ante tus ojos y nunca te implican, las ves y las escuchas con indiferencia. Sobran pretensiones y cohesión forzada. Weisz, Hopkins o Law se las pintan solos para dar empaque a una historia que no la tiene, pero su talento no basta para disimular las carencias estructurales de una película que hace bueno el dicho aquel: "el que mucho abarca, poco aprieta".
- Autor: Roberto Piorno
- Fecha:

Lo mejor:
La credibilidad que transmiten los grandes actores que componen el elenco
Lo peor:
La escasa cohesión del conjunto
Valoración usuarios
- Género: Drama
- Fecha de estreno: 31/05/2013
- Director: Fernando Meirelles
- Actores: Anthony Hopkins (John), Rachel Weisz (Rose), Jude Law (Michael Daly), Ben Foster (Tyler), Lucia Siposová (Mirka), Gabriela Marcinkova (Anna), Johannes Krisch (Rocco), Danica Jurcová (Alina), Dinara Drukarova (Valentina), Vladimir Vdovichenkov (Sergei)
- Nacionalidad y año de producción: Reino Unido, 2011
- Calificación: No recomendada menores de 16 años
Cada vez más académico, y más absorbido por las necesidades y requerimientos de la gran industria, Fernando Meirelles se diluye poniendo imágenes a una icónica novela de Arthur Schnitzler, apuntándose al carro de las vidas cruzadas, de las historias confluentes, y de las desdichas con efecto mariposa. El quid de la cuestión es una telaraña de infidelidades que se alimentan mutuamente sin saberlo en torno a un hilo conductor de lo más peregrino. Meirelles juega a demiurgo chungo, complicándoles la vida sentimental y sexual a todos sus personajes recurriendo a artificios de toda índole. Así, las trampas del destino son, las más de las veces, un mero capricho.
Hay un plantel de excelentes actores al servicio de esta nebulosa de pasiones contemporáneas. A 360: Juego de destinos le pasa lo que a casi todas las propuestas del mismo pelaje; los personajes son unidimensionales y todas las microhistorias que componen el collage están a medio hacer. Para más inri fallan los puntos de encuentro; Meirelles no se conforma con un esquema de vidas cruzadas al uso, sus personajes son sometidos a juicio moral y emergente, a través de las diferentes miniaturas, cantidad de temas profundos sobre el hombre contemporáneo, y su manera de lidiar con sus propias dependencias afectivas.
Son ideas lanzadas al aire, que no aciertan a complementar el relato ni a casar entre ellas para formar un todo con personalidad propia. Todo es demasiado vago, las diferentes historias desfilan ante tus ojos y nunca te implican, las ves y las escuchas con indiferencia. Sobran pretensiones y cohesión forzada. Weisz, Hopkins o Law se las pintan solos para dar empaque a una historia que no la tiene, pero su talento no basta para disimular las carencias estructurales de una película que hace bueno el dicho aquel: "el que mucho abarca, poco aprieta".