Crítica:
Llegando tarde y mal
- Autor:
Ignacio Pablo Rico
- Fecha:
Lo mejor:
Una desmelenada Úrsula Corberó
Lo peor:
Su gamberrismo inocuo y su frívolo retrato generacional
Valoración GDO
Valoración usuarios
- Género: Comedia
- Fecha de estreno: 24/04/2015
- Director:
Manuela Moreno
- Actores:
Natalia de Molina (Nora), Úrsula Corberó (Marta), Javier Bódalo (Jonathan), Miguel Nadal, Daniel Pérez Prada (Lucas), María Hervás (Tania), Jim Arnold (Roman), José Lamuño (Yago), Roger Berruezo (Rai)
- Nacionalidad y año de producción:
España,
2015
- Calificación: No recomendada menores de 16 años
El título de esta reseña bien podría resumir el estado general -con excepciones- del mainstream español de un tiempo a esta parte. Películas como la postapocalíptica
Los últimos días (Álex Pastor, 2013); el thriller bélico
Invasor (Daniel Calparsoro, 2012), con ecos de las peripecias de Jason Bourne; o la producción animada
Las aventuras de Tadeo Jones (Enrique Gato, 2012), que fácilmente puede remitirnos a algunos filmes de Dreamworks Animation, se adscriben a tendencias de notable calado en el cine popular estadounidense actual, pero se suben al carro demasiado tarde y, lo que es peor, con formas trasnochadas, superadas tiempo atrás.
Cómo sobrevivir a una despedida, ópera prima de la directora y guionista Manuela Moreno, se sirve de una estrategia similar a la de las obras anteriormente citadas, pero con un descaro bastante más preocupante. El máximo referente es, en esta ocasión, la Nueva Comedia Americana, y más concretamente
Resacón en Las Vegas (Todd Phillips, 2009), hasta el punto de que la película de Moreno clona sus líneas narrativas: una despedida de soltera celebrada en Canarias por una pandilla de veinteañeras se descontrola por la ingesta accidental de drogas; a la mañana siguiente, serán incapaces de recordar los detalles de la desastrosa juerga.
Aunque
Cómo sobrevivir a una despedida pretenda resultar políticamente incorrecta y soez plano a plano, su gamberrismo es a la postre inocuo, blanco, exento de auténtica mala baba. No es difícil que la vergüenza ajena asalte al espectador en más de una escena a causa del vulgar reciclaje de situaciones archisabidas, de la extrema previsibidad de los gags y de una mirada proclive a la magnificación de clichés de género y de estereotipos rancios que, lamentablemente, perviven en la peor vertiente del costumbrismo español.
La cineasta intenta encontrar una voz propia a través del retrato generacional hecho a la medida del blog
Generación BY -perteneciente a la revista Cosmopolitan y citado en el largometraje-, presentado por Lucille Camembert, su autora, con las siguientes palabras: "Nuestra generación se puede medir en tuppers, becas, másters, sevillanas de whatssap, currículums rehechos, sexo, contratos basura, maletas de mano, endorfinas, resacas y miedos". Si
Cómo sobrevivir a una despedida cumple plenamente un objetivo, este es el de cifrar nuestro presente en un catálogo de tendencias, frivolidades y pulsiones consumistas. El desenlace no podría ser más elocuente: la redención, para Nora, pasa por "petarlo" en la blogosfera y sembrar la esperanza en otros jóvenes recurriendo al entusiasmo falaz típico del discurso ideológico del coaching, de la emprendeduría 2.0, de los libros de autoayuda.
- Autor: Ignacio Pablo Rico
- Fecha:

Lo mejor:
Una desmelenada Úrsula Corberó
Lo peor:
Su gamberrismo inocuo y su frívolo retrato generacional
Valoración usuarios
- Género: Comedia
- Fecha de estreno: 24/04/2015
- Director: Manuela Moreno
- Actores: Natalia de Molina (Nora), Úrsula Corberó (Marta), Javier Bódalo (Jonathan), Miguel Nadal, Daniel Pérez Prada (Lucas), María Hervás (Tania), Jim Arnold (Roman), José Lamuño (Yago), Roger Berruezo (Rai)
- Nacionalidad y año de producción: España, 2015
- Calificación: No recomendada menores de 16 años
El título de esta reseña bien podría resumir el estado general -con excepciones- del mainstream español de un tiempo a esta parte. Películas como la postapocalíptica Los últimos días (Álex Pastor, 2013); el thriller bélico Invasor (Daniel Calparsoro, 2012), con ecos de las peripecias de Jason Bourne; o la producción animada Las aventuras de Tadeo Jones (Enrique Gato, 2012), que fácilmente puede remitirnos a algunos filmes de Dreamworks Animation, se adscriben a tendencias de notable calado en el cine popular estadounidense actual, pero se suben al carro demasiado tarde y, lo que es peor, con formas trasnochadas, superadas tiempo atrás.
Cómo sobrevivir a una despedida, ópera prima de la directora y guionista Manuela Moreno, se sirve de una estrategia similar a la de las obras anteriormente citadas, pero con un descaro bastante más preocupante. El máximo referente es, en esta ocasión, la Nueva Comedia Americana, y más concretamente Resacón en Las Vegas (Todd Phillips, 2009), hasta el punto de que la película de Moreno clona sus líneas narrativas: una despedida de soltera celebrada en Canarias por una pandilla de veinteañeras se descontrola por la ingesta accidental de drogas; a la mañana siguiente, serán incapaces de recordar los detalles de la desastrosa juerga.
Aunque Cómo sobrevivir a una despedida pretenda resultar políticamente incorrecta y soez plano a plano, su gamberrismo es a la postre inocuo, blanco, exento de auténtica mala baba. No es difícil que la vergüenza ajena asalte al espectador en más de una escena a causa del vulgar reciclaje de situaciones archisabidas, de la extrema previsibidad de los gags y de una mirada proclive a la magnificación de clichés de género y de estereotipos rancios que, lamentablemente, perviven en la peor vertiente del costumbrismo español.
La cineasta intenta encontrar una voz propia a través del retrato generacional hecho a la medida del blog Generación BY -perteneciente a la revista Cosmopolitan y citado en el largometraje-, presentado por Lucille Camembert, su autora, con las siguientes palabras: "Nuestra generación se puede medir en tuppers, becas, másters, sevillanas de whatssap, currículums rehechos, sexo, contratos basura, maletas de mano, endorfinas, resacas y miedos". Si Cómo sobrevivir a una despedida cumple plenamente un objetivo, este es el de cifrar nuestro presente en un catálogo de tendencias, frivolidades y pulsiones consumistas. El desenlace no podría ser más elocuente: la redención, para Nora, pasa por "petarlo" en la blogosfera y sembrar la esperanza en otros jóvenes recurriendo al entusiasmo falaz típico del discurso ideológico del coaching, de la emprendeduría 2.0, de los libros de autoayuda.