Crítica:
Complejo de Electra
- Autor:
Diego Salgado
- Fecha:
Lo mejor:
Amanda Seyfried, insumergible por ahora pese a todos los bodrios en que gusta de participar
Lo peor:
Russell Crowe, en caída libre desde hace un tiempo en varios aspectos
Valoración GDO
Valoración usuarios
- Género: Drama
- Fecha de estreno: 01/01/2016
- Director:
Gabriele Muccino
- Actores:
Russell Crowe (Jake Davis), Amanda Seyfried (Kate), Aaron Paul (Cameron), Diane Kruger, Ryan Eggold (John), Jane Fonda, Michelle Veintimilla (Michelle), Octavia Spencer, Bruce Greenwood, Claire Chapelli (Nancy), Brendan Griffin (Evan)
- Nacionalidad y año de producción:
EE.UU.,
2015
- Calificación: No recomendada menores de 12 años
Es revelador que el momento más inspirado de este melodrama lo constituya un plano secuencia que adopta el punto de vista, no de Jake, el escritor viudo y preso de desequilibrios mentales al que da vida
Russell Crowe; ni tampoco el de su neurótica hija Katie (
Amanda Seyfried), incapaz de entablar relaciones significativas como adulta tras una infancia obviamente tormentosa. Sino el de un tercero, Cameron (
Aaron Paul), el aspirante más firme a ser pareja de Katie, cuando descubre que esta se ha acostado con premeditación y alevosía con otro hombre en su propia cama. La escena no solo se erige en tour de forcéinterpretativo para los actores, amén de descubrirnos la mirada moral que el director
Gabriele Muccino deposita sobre lo que nos está contando. Además, puede que sea la única que respire un mínimo verismo, que marque una distancia prudencial respecto de un conjunto caracterizado mayormente por lo artificioso, cuando no lo ridículo.
Y es que
De padres a hijas, contada mediante la alternancia del pasado y el presente en la vida de Kate, ambiciona ser otra película supuestamente intensa, emotiva, merecedora del beneplácito popular y premios varios, facturada por Muccino; aunque, en la práctica, se ahogue víctima de la misma falta de sentido de la medida que ya hiciese zozobrarEn busca de la felicidad (2006) y naufragar la disparatadaSiete almas (2008), dos de las anteriores propuestas del director italiano auspiciadas por Hollywood. Por otra parte, basta con remitirnos a otras muchas obras similares de realizadores diferentes estrenadas en los últimos años -pongamos como ejemplos La verdad oculta (2005) o
El juez(2014)-, para apreciar que las mutaciones en que se halla sumido el cine popular desde que arrancase el nuevo siglo, están provocando que géneros seguros para autores y público de antaño, como el drama de prestigio para adultos, estén sucumbiendo a todo tipo de incoherencias y equívocos creativos, que se materializan, si es que se dispone del humor y las herramientas intelectuales adecuadas para desbrozarlos, en títulos tan fallidos como hilarantes.
Es el caso de
De padres a hijas, que no sabe dar con el tono adecuado, ni a la hora de narrar las cuitas de Jake a mediados de los años ochenta para superar la muerte de su esposa, salvaguardar la custodia de hija, superar una grave enfermedad, y volver a escribir un libro que le devuelva el crédito literario y sanee su cuenta corriente, ni cuando salta a nuestros días para dar cuenta de los efectos emocionales en Katie del infierno por el que pasó su padre, metraje este en el que parece nos hallásemos ante la enésima adaptación de una novela de Nicholas Spark. Resulta chocante comprobar que el guión escrito para la ocasión por el desconocido Brad Desch estuvo en la llamada lista negra de los mejores escritos y no producidos de entre los dados a conocer en 2012. Tal y como está plasmado en imágenes, tiene tantos problemas como para que lleguen a confundirse el registro del amor y los desencuentros paterno-filiales, con otro perturbador ligado al complejo de Electra y lo incestuoso, como pone de manifiesto una escena sonrojante en la que Jake y una Katie de ocho o diez años cantan a dúo, embelesados, una tonadilla romántica. Llegado ese punto, al espectador no le queda otra, como adelantábamos, que reírse, y empezar a cuestionarse seriamente si uno de los grandes argumentos soterrados en el cine estadounidense de hoy no será el de las relaciones malsanas entre padres e hijas, como podrían atestiguar no solo esta película sino, también, Venganza (2008) y sus secuelas,
Asalto al poder(2013),
Oldboy (2013),
Transformers: La era de la extinción(2014),
Interstellar (2014),
Maggie (2014),
San Andreas(2015).
- Autor: Diego Salgado
- Fecha:

Lo mejor:
Amanda Seyfried, insumergible por ahora pese a todos los bodrios en que gusta de participar
Lo peor:
Russell Crowe, en caída libre desde hace un tiempo en varios aspectos
Valoración usuarios
- Género: Drama
- Fecha de estreno: 01/01/2016
- Director: Gabriele Muccino
- Actores: Russell Crowe (Jake Davis), Amanda Seyfried (Kate), Aaron Paul (Cameron), Diane Kruger, Ryan Eggold (John), Jane Fonda, Michelle Veintimilla (Michelle), Octavia Spencer, Bruce Greenwood, Claire Chapelli (Nancy), Brendan Griffin (Evan)
- Nacionalidad y año de producción: EE.UU., 2015
- Calificación: No recomendada menores de 12 años
Es revelador que el momento más inspirado de este melodrama lo constituya un plano secuencia que adopta el punto de vista, no de Jake, el escritor viudo y preso de desequilibrios mentales al que da vida Russell Crowe; ni tampoco el de su neurótica hija Katie ( Amanda Seyfried), incapaz de entablar relaciones significativas como adulta tras una infancia obviamente tormentosa. Sino el de un tercero, Cameron ( Aaron Paul), el aspirante más firme a ser pareja de Katie, cuando descubre que esta se ha acostado con premeditación y alevosía con otro hombre en su propia cama. La escena no solo se erige en tour de forcéinterpretativo para los actores, amén de descubrirnos la mirada moral que el director Gabriele Muccino deposita sobre lo que nos está contando. Además, puede que sea la única que respire un mínimo verismo, que marque una distancia prudencial respecto de un conjunto caracterizado mayormente por lo artificioso, cuando no lo ridículo.
Y es que De padres a hijas, contada mediante la alternancia del pasado y el presente en la vida de Kate, ambiciona ser otra película supuestamente intensa, emotiva, merecedora del beneplácito popular y premios varios, facturada por Muccino; aunque, en la práctica, se ahogue víctima de la misma falta de sentido de la medida que ya hiciese zozobrarEn busca de la felicidad (2006) y naufragar la disparatadaSiete almas (2008), dos de las anteriores propuestas del director italiano auspiciadas por Hollywood. Por otra parte, basta con remitirnos a otras muchas obras similares de realizadores diferentes estrenadas en los últimos años -pongamos como ejemplos La verdad oculta (2005) o El juez(2014)-, para apreciar que las mutaciones en que se halla sumido el cine popular desde que arrancase el nuevo siglo, están provocando que géneros seguros para autores y público de antaño, como el drama de prestigio para adultos, estén sucumbiendo a todo tipo de incoherencias y equívocos creativos, que se materializan, si es que se dispone del humor y las herramientas intelectuales adecuadas para desbrozarlos, en títulos tan fallidos como hilarantes.
Es el caso de De padres a hijas, que no sabe dar con el tono adecuado, ni a la hora de narrar las cuitas de Jake a mediados de los años ochenta para superar la muerte de su esposa, salvaguardar la custodia de hija, superar una grave enfermedad, y volver a escribir un libro que le devuelva el crédito literario y sanee su cuenta corriente, ni cuando salta a nuestros días para dar cuenta de los efectos emocionales en Katie del infierno por el que pasó su padre, metraje este en el que parece nos hallásemos ante la enésima adaptación de una novela de Nicholas Spark. Resulta chocante comprobar que el guión escrito para la ocasión por el desconocido Brad Desch estuvo en la llamada lista negra de los mejores escritos y no producidos de entre los dados a conocer en 2012. Tal y como está plasmado en imágenes, tiene tantos problemas como para que lleguen a confundirse el registro del amor y los desencuentros paterno-filiales, con otro perturbador ligado al complejo de Electra y lo incestuoso, como pone de manifiesto una escena sonrojante en la que Jake y una Katie de ocho o diez años cantan a dúo, embelesados, una tonadilla romántica. Llegado ese punto, al espectador no le queda otra, como adelantábamos, que reírse, y empezar a cuestionarse seriamente si uno de los grandes argumentos soterrados en el cine estadounidense de hoy no será el de las relaciones malsanas entre padres e hijas, como podrían atestiguar no solo esta película sino, también, Venganza (2008) y sus secuelas, Asalto al poder(2013), Oldboy (2013), Transformers: La era de la extinción(2014), Interstellar (2014), Maggie (2014), San Andreas(2015).