En 1937, William A. Wellman se inspiró en el Hollywood al desnudo del gran George Cukor para dirigir una película que adquiriría a lo largo de la historia del cine americano una cualidad mítica. Porque de alguna manera, el filme protagonizado por Frederic March y Janet Gaynor acabó reflejan­do un estado cultural e industrial, tanto de forma consciente como inconsciente, que irían actuali­zando sucesivas adaptaciones. En 1954, sería el propio Cukor quien volvería sobre esta agridul­ce narración musical, apoyado ahora en la legen­daria Judy Garland, a quien acompañaría James Mason. Pasarían más de veinte años para que lle­gara, en 1976, la versión más recordada popular­mente hoy, encabezada por dos iconos musicales y cinematográficos de la época, Barbra Streisand y Kris Kristofferson, con Frank Pierson tras las cá­maras. Después de que el proyecto cambiara de manos varias veces, Bradley Cooper se encarga de rodar y coprotagonizar la nueva versión, junto a la cantante y compositora Lady Gaga. Jackson Maine, un músico de éxito, se enamora de Ally, una artista talentosa pero a punto de tirar la toalla. Completamente fascinado por ella, se decidirá a ayudarla. El amor, la música y la fama les mostra­rán su cara menos amable.

Y además

Lady Gaga en la pantalla

Mucho antes de ser conocida como Lady Gaga, Stefani Germanotta aparecía con apenas 15 años con un papel secundario en Los Soprano (2001). Desde entonces la hemos visto en cameos de series como Gossip Girl (2009) o Boiling Points (2009). Aparte de realizar breves papeles en Machete Kills (2013) y Sin City 2 (2014), ganaría un Globo de Oro gracias a su rol en American Horror Story: Hotel (2015).

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