El máximo responsable del li­breto de la cinta de acción Objetivo: Londres  debuta aho­ra tras las cámaras con una película de atracos que se nu­tre de grandes hitos del géne­ro como Heat, de Michael Mann, o la saga que inauguró 17 años atrás Steven Soderbergh con Ocean’s Eleven. Es este un sub­género con una larga trayecto­ria en la historia del cine, desde Atraco perfecto, de Stanley Ku­brick, hasta La suerte de los Lo­gan, del citado Soderbergh, pa­sando por La jungla de asfalto, Rififi, Plan oculto  o la franquicia Fast & Furious. En esta ocasión hablamos de un largometraje referencial que, en sus más de dos horas de duración, preten­de alcanzar los dos objetivos habituales de esta clase de pro­ducciones: tejer un relato carga­do de ambigüedad moral, capaz de hacer dudar sobre con qué personajes el espectador ha de identificarse; y una trama llena de giros de guion ingeniosos e imprevisibles.

Cada día, el Ban­co de la Reserva Federal de Los Ángeles, saca de circulación 120 millones de dólares. Un equipo de ladrones veteranos urdirá un plan perfecto para llevarse es te dinero. Sin embargo, ‘El gran Nick’, el sheriff de la ciudad, no piensa ponerles nada fácil esta delictiva tarea.

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