Crítica:
Rodrigo Cortés da un paso atrás con la peor de sus tres películas hasta la fecha a expensas de la ancestral discordia entre ciencia y parapsicología
- Autor:
Roberto Piorno
- Fecha:
Lo mejor:
Un prometedor planteamiento
Lo peor:
Sobran pretensiones y falta intensidad
Valoración GDO
Valoración usuarios
- Género: Thriller
- Fecha de estreno: 02/03/2012
- Director:
Rodrigo Cortés
- Actores:
Cillian Murphy (Tom Buckley), Joely Richardson (Monica Handsen), Toby Jones (Dr. Shackleton), Karen David (Dana), Burn Gorman (Benedict Cohen), Leonardo Sbaraglia (Leonardo Palladino), Sigourney Weaver (Margaret Matheson), Robert De Niro (Simon Silver), Elizabeth Olsen (Sally Owen)
- Nacionalidad y año de producción:
EE.UU., España,
2012
- Calificación: No recomendada menores de 12 años
Presentarte en sociedad con Buried (Enterrado) es un arma de doble filo. Rodrigo Cortés engatusó a crítica y público en ultramar con una de las ficciones de intriga mejor urdidas del cine angloparlante de los últimos años. El problema es que él mismo se puso el listón muy alto, y no hay duda, se mire por donde se mire, que Luces rojas es un paso atrás, un desliz y un jarro de agua fría a las expectativas generadas por sus dos primera películas.
Su nuevo trabajo plantea una acalorada tensión entre el universo de la ciencia y el de la superstición, entre el racionalismo y la intuición paranormal alrededor de un thriller que indaga en un atractivo paisaje de percepción ambivalente, en el que las apariencias engañan siempre y en el que la inteligencia deductiva, la capacidad analítica es permanentemente sometida a examen en torno a una duda razonable. Luces rojas no quiere ser un thriller de fenómenos paranormales más, aunque a la postre lo sea, no quiere resolver la intriga en torno a un drama fantasmal que condiciona la mecánica del relato.
Aquí, por el contrario, lo que cuentan son los personajes, y la intriga no está en el meollo parapsicológico en que se apoya, sino en la confusa percepción que los personajes tienen de esos fenómenos y la manera, por consiguiente, en que esa percepción mediatiza sus vidas. En resumidas cuentas, Luces rojas quiere ser un thriller paranormal sofisticado y multifacético; el problema es que Cortés esboza un modelo de película que posteriormente no acierta a definir.
Guste o no sus luces rojas desconciertan, pero solo un poco. Sucede que andamos a remolque de un guion que se esfuerza demasiado a cada quiebro por dejarnos boquiabiertos, por asombrarnos a expensas de un ilusionismo cabal pero demasiado florido. Es decir, Cortés quiere ser brillante y original, pero la historia no da ni para lo primero ni para lo segundo. Lo que queda en el fondo es un existencialismo sobrenatural pretencioso y menos denso de lo que el director querría.
Todo es correcto pero nada es memorable; el drama no cala hondo, la intriga es de baja intensidad, y tenemos la sensación de que el quid de la cuestión es un elaborado truco de magia con desenlace bluff. Luces rojas fracasa por un motivo esencial: huye del efectismo como de la peste y sin embargo acaba empantanada en él, buscándose a sí misma entre quiebros y requiebros, frustrantemente en tierra de nadie sin parecerse, siquiera un poco al thriller de alto voltaje argumental y emocional que querría ser.
- Autor: Roberto Piorno
- Fecha:

Lo mejor:
Un prometedor planteamiento
Lo peor:
Sobran pretensiones y falta intensidad
Valoración usuarios
- Género: Thriller
- Fecha de estreno: 02/03/2012
- Director: Rodrigo Cortés
- Actores: Cillian Murphy (Tom Buckley), Joely Richardson (Monica Handsen), Toby Jones (Dr. Shackleton), Karen David (Dana), Burn Gorman (Benedict Cohen), Leonardo Sbaraglia (Leonardo Palladino), Sigourney Weaver (Margaret Matheson), Robert De Niro (Simon Silver), Elizabeth Olsen (Sally Owen)
- Nacionalidad y año de producción: EE.UU., España, 2012
- Calificación: No recomendada menores de 12 años
Presentarte en sociedad con Buried (Enterrado) es un arma de doble filo. Rodrigo Cortés engatusó a crítica y público en ultramar con una de las ficciones de intriga mejor urdidas del cine angloparlante de los últimos años. El problema es que él mismo se puso el listón muy alto, y no hay duda, se mire por donde se mire, que Luces rojas es un paso atrás, un desliz y un jarro de agua fría a las expectativas generadas por sus dos primera películas.
Su nuevo trabajo plantea una acalorada tensión entre el universo de la ciencia y el de la superstición, entre el racionalismo y la intuición paranormal alrededor de un thriller que indaga en un atractivo paisaje de percepción ambivalente, en el que las apariencias engañan siempre y en el que la inteligencia deductiva, la capacidad analítica es permanentemente sometida a examen en torno a una duda razonable. Luces rojas no quiere ser un thriller de fenómenos paranormales más, aunque a la postre lo sea, no quiere resolver la intriga en torno a un drama fantasmal que condiciona la mecánica del relato.
Aquí, por el contrario, lo que cuentan son los personajes, y la intriga no está en el meollo parapsicológico en que se apoya, sino en la confusa percepción que los personajes tienen de esos fenómenos y la manera, por consiguiente, en que esa percepción mediatiza sus vidas. En resumidas cuentas, Luces rojas quiere ser un thriller paranormal sofisticado y multifacético; el problema es que Cortés esboza un modelo de película que posteriormente no acierta a definir.
Guste o no sus luces rojas desconciertan, pero solo un poco. Sucede que andamos a remolque de un guion que se esfuerza demasiado a cada quiebro por dejarnos boquiabiertos, por asombrarnos a expensas de un ilusionismo cabal pero demasiado florido. Es decir, Cortés quiere ser brillante y original, pero la historia no da ni para lo primero ni para lo segundo. Lo que queda en el fondo es un existencialismo sobrenatural pretencioso y menos denso de lo que el director querría.
Todo es correcto pero nada es memorable; el drama no cala hondo, la intriga es de baja intensidad, y tenemos la sensación de que el quid de la cuestión es un elaborado truco de magia con desenlace bluff. Luces rojas fracasa por un motivo esencial: huye del efectismo como de la peste y sin embargo acaba empantanada en él, buscándose a sí misma entre quiebros y requiebros, frustrantemente en tierra de nadie sin parecerse, siquiera un poco al thriller de alto voltaje argumental y emocional que querría ser.