Crítica:
Torture porn de serie
- Autor:
Roberto Piorno
- Fecha:
Lo mejor:
Es muy corta, y va directamente al grano
Lo peor:
Que a pesar de todo se haga larga.
Valoración GDO
Valoración usuarios
- Género: Thriller
- Fecha de estreno: 15/11/2013
- Director:
Marcus Dunstan
- Actores:
Josh Stewart (Arkin), Emma Fitzpatrick (Elena), Christopher McDonald (Mr. Peters), Lee Tergesen (Lucello), Tim Griffin (Dre), Andre Royo (Wally), Randall Archer (The Collector), Shannon Kane (Paz), Brandon Molale (Lin), Erin Way (Abby), Johanna Braddy (Missy Solomon)
- Nacionalidad y año de producción:
EE.UU.,
2012
- Calificación: No recomendada menores de 18 años
Leal a todas las rutinas del torture porn menos imaginativo, perfectamente consciente de su condición de mero sucedáneo de Saw y sus secuelas, The Collection, secuela de la no menos mediocre The Collector, se esmera en crear unas señas de identidad intentando consolidar un enésimo psicópata carismático que se cancha y comba para una franquicia de tropecientas secuelas. El problema aquí es que llueve sobre mojado. Saw fue en su día, quién lo diría un producto fresco y novedoso que, además, siguió la inercia ganadora de una primera entrega muy notable.
The Collector, por contra, ya tenía aire de séptima entrega de una saga exhausta y sin energía, y la secuela no hace sino confirmar el diagnóstico. Plagada de rutinas de género, de automatismos y reincidencias, la propuesta de de Marcus Dunstan es machacona incluso para los estándares de un género en el que la reiteración y la falta de imaginación es una de las claves del éxito.
Huelga decir que el psicópata de aquí es solo una variante sin pulir y sin retoques del perturbado de Saw, y con esa premisa no queda mucho margen para la sorpresa. Dunstan, consciente de que no tiene guion, procede con una sucesión mecánica de escenarios de tortura, de secuencias gore sin contexto, sin apenas hilo conductor.
El ingenio técnico del psicópata es totalmente inverosímil, y el suspense brilla por su ausencia en un producto que lo fía todo a la truculencia para captar la atención de los incondicionales del género. El resultado es una hora y media de sadismo gratuito y completamente superfluo, que te empuja a la añoranza de las secuelas de Saw, quién lo iba a decir, mientras cruzas dedos con la esperanza de que la franquicia no tenga oxígeno para seguir adelante.
- Autor: Roberto Piorno
- Fecha:

Lo mejor:
Es muy corta, y va directamente al grano
Lo peor:
Que a pesar de todo se haga larga.
Valoración usuarios
- Género: Thriller
- Fecha de estreno: 15/11/2013
- Director: Marcus Dunstan
- Actores: Josh Stewart (Arkin), Emma Fitzpatrick (Elena), Christopher McDonald (Mr. Peters), Lee Tergesen (Lucello), Tim Griffin (Dre), Andre Royo (Wally), Randall Archer (The Collector), Shannon Kane (Paz), Brandon Molale (Lin), Erin Way (Abby), Johanna Braddy (Missy Solomon)
- Nacionalidad y año de producción: EE.UU., 2012
- Calificación: No recomendada menores de 18 años
Leal a todas las rutinas del torture porn menos imaginativo, perfectamente consciente de su condición de mero sucedáneo de Saw y sus secuelas, The Collection, secuela de la no menos mediocre The Collector, se esmera en crear unas señas de identidad intentando consolidar un enésimo psicópata carismático que se cancha y comba para una franquicia de tropecientas secuelas. El problema aquí es que llueve sobre mojado. Saw fue en su día, quién lo diría un producto fresco y novedoso que, además, siguió la inercia ganadora de una primera entrega muy notable.
The Collector, por contra, ya tenía aire de séptima entrega de una saga exhausta y sin energía, y la secuela no hace sino confirmar el diagnóstico. Plagada de rutinas de género, de automatismos y reincidencias, la propuesta de de Marcus Dunstan es machacona incluso para los estándares de un género en el que la reiteración y la falta de imaginación es una de las claves del éxito.
Huelga decir que el psicópata de aquí es solo una variante sin pulir y sin retoques del perturbado de Saw, y con esa premisa no queda mucho margen para la sorpresa. Dunstan, consciente de que no tiene guion, procede con una sucesión mecánica de escenarios de tortura, de secuencias gore sin contexto, sin apenas hilo conductor.
El ingenio técnico del psicópata es totalmente inverosímil, y el suspense brilla por su ausencia en un producto que lo fía todo a la truculencia para captar la atención de los incondicionales del género. El resultado es una hora y media de sadismo gratuito y completamente superfluo, que te empuja a la añoranza de las secuelas de Saw, quién lo iba a decir, mientras cruzas dedos con la esperanza de que la franquicia no tenga oxígeno para seguir adelante.