Pese a que su carrera se re­trotrae a los años 60, ligada principalmente al popular serial cómico protagonizado por el vendedor ambulante Tora-san, Yoji Yamada no se convierte en una figura de relevancia interna­cional hasta muchos años des­pués. En 2002 gana el Oscar a la mejor película de habla no in­glesa con El ocaso del samurái, crepuscular cinta de aventuras que obtendría su continuación espiritual en La espalda oculta  y Love & Honor. Desde enton­ces, sus numerosas produccio­nes han sido apreciadas por la crítica y, generalmente, estrena­das en Estados Unidos y Euro­pa.

Este cineasta, con bastan­te pericia para las narrativas episódicas (como demuestra, aparte de Tora-san, la franqui­cia A Class to Remember), se encarga en esta ocasión de ro­dar y escribir la continuación de su mayor éxito reciente, Maravi­llosa familia de Tokio. El film, to­do un taquillazo en su país na­tal, contaba la cómica historia de dos jubilados a punto de di­vorciarse, frente al desconcier­to de sus hijos. Esta reescritu­ra de la mítica Cuentos de Tokio, de Yasujiro Ozu, da pie ahora a otro relato sobre la misma fami­lia disfuncional, que debe sal­var para la ocasión otros problemas. Shuzo, uno de los hijos, tiene ahora discusiones con su esposa Tomiko, que se agravan tras reaparecer en su vida una figura del pasado. Lo más preo­cupante para Konosuke, el ma­yor de los hermanos, es que su padre siga conduciendo siendo tan mayor. Así pues, convence­rá al resto de la familia de urdir un plan para robarle el carné de conducir a un anciano tan cabe­zota como cafre.

Ir a la película >