Crítica:
Lobezno ya tiene su propia película a costa de un guión ramplón y rudimentario salvado por el tremendo carisma y talento de Hugh Jackman
- Autor:
Roberto Piorno
- Fecha:
Lo mejor:
Hugh Jackman, dueño y señor de la pantalla
Lo peor:
Un guión pobre a años luz del de las dos primeras entregas de la franquicia
Valoración GDO
Valoración usuarios
- Género: Acción
- Fecha de estreno: 30/04/2009
- Director:
Gavin Hood
- Actores:
Hugh Jackman (Logan/ Lobezno), Liev Schreiber (Víctor Creed/Dientes de Sable), Danny Huston (William Stryker), Ryan Reynolds (Wade Wilson/Deadpool), Taylor Kitsch (Remy LeBeau/Gambito), will.i.am (John Wraith), Lynn Collins (Silver Fox), Dominic Monaghan (Chris Bradley / Bolt), Daniel Henney (David North/Agente Zero), Kevin Durand (Frederick J. Dukes/La Mole)
- Nacionalidad y año de producción:
EE.UU.,
2009
- Calificación: No recomendada menores de 18 años
Con el nefasto sabor de boca que dejaba la muy defectuosa tercera entrega de la saga "X-Men" Gavin Hood no tenía que hilar demasiado fino para elevar el listón de la franquicia. No hay sorpresas: lo consigue. Ahora bien, si bien es cierto que "X-Men Orígenes: Lobezno" es sensiblemente superior como espectáculo y como película al patinazo perpetrado por Brett Rattner, no lo es menos que está muy lejos del nivel alcanzado por los dos primeros adictivos episodios, que es más o menos la cima en lo que a adaptaciones de viñetas Marvel se refiere. La esperada película de Lobezno es un dos en uno: funciona como spin off y como secuela, pero como cabría esperar incurriendo en todos los malos vicios de ambos modelos.
A los guionistas les cuesta dios y ayuda tejer un guión decente que justifique el desembolso, enebrar una historia con un mínimo de seso que no desmerezca, siquiera eso, los ilustres antecedentes. Pero la jugada sale regular porque los mecanismos de continuidad son muy forzados, porque los guiños (que si las garras, la chupa de cuero, el puro y demás) condicionan, como en toda precuela que se precie, el desarrollo coherente de una historia que en verdad se sabe no merecedora de ser contada.
El ajo argumental es simplón hasta decir basta: Lobezno pierde a la parienta el día que su puñetero pasado llama de nuevo a su puerta y desde entonces vende su alma al diablo y el cuerpo a la ciencia para ejecutar su venganza. El antagonista de turno Liev ´dientes de sable´ Schreiber es probablemente el más chulo de entre los freaks atormentados que desfilan por el filme. Hood mete con calzador al esperado Gambito, uno de los preferidos de los fans del cómic que aquí está por estar, pero que no pinta nada; apunta muy someramente las raíces de Cíclope y de postre presume de cameo de lujo en el previsible climax.
Cine mecánico del primer al último fotograma, película de ladrillo prefabricado y cimientos blandos, el nuevo "X-Men" se salva, si es que lo hace gracias al prólogo bélico, a un sentido del ritmo que, justo es decirlo, no decae más allá de lo razonable a lo largo y ancho de su ajustado metraje y, sobre todo, a la tremenda presencia escénica de un Hugh Jackman que ha exprimido su cuerpo hasta el límite de lo que la física permite y que luce bíceps de otra galaxia.
Gran actor y además tocado por el polvo mágico de las estrellas nacidas para serlo, el intérprete australiano derrocha carisma y fotogenia para elevar la película, fabricada por y para él, mucho más alto de lo que el libreto y realización consentirían en condiciones normales. Cómic entretenido, carnaza llevadera para los fans irredentos de la saga que asumen con deportividad que lo bueno ya se terminó y que lo de ahora, y lo que esté por venir, son sólo las migas del gran marketing.
- Autor: Roberto Piorno
- Fecha:

Lo mejor:
Hugh Jackman, dueño y señor de la pantalla
Lo peor:
Un guión pobre a años luz del de las dos primeras entregas de la franquicia
Valoración usuarios
- Género: Acción
- Fecha de estreno: 30/04/2009
- Director: Gavin Hood
- Actores: Hugh Jackman (Logan/ Lobezno), Liev Schreiber (Víctor Creed/Dientes de Sable), Danny Huston (William Stryker), Ryan Reynolds (Wade Wilson/Deadpool), Taylor Kitsch (Remy LeBeau/Gambito), will.i.am (John Wraith), Lynn Collins (Silver Fox), Dominic Monaghan (Chris Bradley / Bolt), Daniel Henney (David North/Agente Zero), Kevin Durand (Frederick J. Dukes/La Mole)
- Nacionalidad y año de producción: EE.UU., 2009
- Calificación: No recomendada menores de 18 años
Con el nefasto sabor de boca que dejaba la muy defectuosa tercera entrega de la saga "X-Men" Gavin Hood no tenía que hilar demasiado fino para elevar el listón de la franquicia. No hay sorpresas: lo consigue. Ahora bien, si bien es cierto que "X-Men Orígenes: Lobezno" es sensiblemente superior como espectáculo y como película al patinazo perpetrado por Brett Rattner, no lo es menos que está muy lejos del nivel alcanzado por los dos primeros adictivos episodios, que es más o menos la cima en lo que a adaptaciones de viñetas Marvel se refiere. La esperada película de Lobezno es un dos en uno: funciona como spin off y como secuela, pero como cabría esperar incurriendo en todos los malos vicios de ambos modelos.
A los guionistas les cuesta dios y ayuda tejer un guión decente que justifique el desembolso, enebrar una historia con un mínimo de seso que no desmerezca, siquiera eso, los ilustres antecedentes. Pero la jugada sale regular porque los mecanismos de continuidad son muy forzados, porque los guiños (que si las garras, la chupa de cuero, el puro y demás) condicionan, como en toda precuela que se precie, el desarrollo coherente de una historia que en verdad se sabe no merecedora de ser contada.
El ajo argumental es simplón hasta decir basta: Lobezno pierde a la parienta el día que su puñetero pasado llama de nuevo a su puerta y desde entonces vende su alma al diablo y el cuerpo a la ciencia para ejecutar su venganza. El antagonista de turno Liev ´dientes de sable´ Schreiber es probablemente el más chulo de entre los freaks atormentados que desfilan por el filme. Hood mete con calzador al esperado Gambito, uno de los preferidos de los fans del cómic que aquí está por estar, pero que no pinta nada; apunta muy someramente las raíces de Cíclope y de postre presume de cameo de lujo en el previsible climax.
Cine mecánico del primer al último fotograma, película de ladrillo prefabricado y cimientos blandos, el nuevo "X-Men" se salva, si es que lo hace gracias al prólogo bélico, a un sentido del ritmo que, justo es decirlo, no decae más allá de lo razonable a lo largo y ancho de su ajustado metraje y, sobre todo, a la tremenda presencia escénica de un Hugh Jackman que ha exprimido su cuerpo hasta el límite de lo que la física permite y que luce bíceps de otra galaxia.
Gran actor y además tocado por el polvo mágico de las estrellas nacidas para serlo, el intérprete australiano derrocha carisma y fotogenia para elevar la película, fabricada por y para él, mucho más alto de lo que el libreto y realización consentirían en condiciones normales. Cómic entretenido, carnaza llevadera para los fans irredentos de la saga que asumen con deportividad que lo bueno ya se terminó y que lo de ahora, y lo que esté por venir, son sólo las migas del gran marketing.