Elijah Wood

El pequeño Elijah Wood tenía un talento especial para la improvisación. Su desparpajo no pasó inadvertido entre sus padres, que se decidieron a llevarlo a Los Ángeles y presentarlo en la Annual International Modeling and Talent Association Convention. El diagnóstico era correcto, Elijah tenía madera de estrella. Inmediatamente empieza a foguearse en el mundo de la publicidad y en breves papeles televisivos. En 1989 debuta en el cine, con una fugaz intervención, a las órdenes de Robert Zemeckis en Regreso al futuro 2. Poco a poco despunta como niño prodigio y como uno de los rostros infantiles más cotizados de Hollywood. Eternamente joven y El buen hijo confirman su imparable ascenso, siempre a la sombra de Macaulay Culkin, el niño actor más popular de Hollywood. Pero mientras la estrella de Culkin se apaga progresivamente por un éxito mal digerido y gestionado, Eijah sigue creciendo como actor en títulos como Un muchacho llamado Norte, Flipper o Deep Impact. El antes y el después es su inclusión en el reparto de El Señor de los Anillos. Wood se hace con el codiciadísimo papel de Frodo Bolsón, a cuya imagen quedará asociado el resto de su carrera. Con todo, Elijah se resiste al encasillamiento, y da muestras de una creciente versatilidad como actor gracias a películas tan diversas como ¡Olvídate de mí!, Maniac, Todo está iluminado o la serie Wilfred. Los crímenes de Oxford, de Álex de la Iglesia, fue su primer proyecto español, trabajando posteriormente con el realizador Eugenio Mira en Grand Piano y con Nacho Vigalondo en Open Windows. Posteriormente, regresa a EEUU para unirse a la cruzada de Vin Diesel contra las brujas en El último cazador de brujas. En 2012 debutó como productor con la película Toad Road, de Jason Banker.